Con el aumento de la población en las grandes ciudades, aumenta también de forma significativa la exposición de sus habitantes a los gases producidos por los vehículos. Conoce la relación que tiene esta exposición con las alergias en el siguiente vídeo y artículo.
Actualmente la contaminación atmosférica es un problema de salud pública que va en aumento. Estas emisiones constituyen una compleja mezcla de compuestos químicos (por ejemplo, los compuestos orgánicos derivados de la combustión de los motores diesel), partículas en suspensión y gases irritantes, entre los que se encuentran dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y ozono (O3). En Europa, el principal causante de la contaminación atmosférica por partículas en suspensión son los vehículos a motor, sobre todo a expensas del diesel. Las partículas de emisión de diesel (PED) están en el rango de partículas ultrafinas (tamaño < 0,1 μm de diámetro).
La en los países industrializados se ha incrementado en las últimas décadas. La exposición a los contaminantes ambientales puede justificar en parte este aumento de prevalencia sufrido. Los contaminantes atmosféricos no solamente tienen un efecto directo o indirecto sobre el individuo sino que tienen una importante acción sobre los aeroalérgenos.
Las PED pueden ocasionar, por contacto físico con los granos de polen, su disrupción liberándose partículas paucimicrónicas de las que pueden ser su aerotransportador facilitando su llegada a la vía respiratoria.
Los pólenes de zonas con gran contaminación pueden expresar mayor cantidad de proteínas descritas como alergénicas. Existen pruebas científicas que demuestran que los pólenes (por ej. gramíneas, ciprés y parietaria) de zonas con gran contaminación expresan mayor cantidad de proteínas descritas como alergénicas, en comparación con áreas con menor contaminación.
En general podemos decir que existen suficientes pruebas científicas sobre el efecto que la contaminación atmosférica tiene en el alérgeno incrementando su exposición, su concentración y/o su actividad biológica alergénica. De todas formas no se puede asegurar que la contaminación atmosférica sea la causa principal y directa del aumento de la prevalencia de atopia en la población general puesto que otros factores intrínsecos al individuo y al ambiente que lo rodea pueden tener también un papel relevante.
El Dr. Antonio Valero es especialista senior de Alergología del Servicio de Neumología y Alergia del Hospital Clínic de Barcelona, además de investigador del equipo Inmunoalergia respiratoria clínica i experimental del IDIBAPS.
Ha sido nombrado presidente electo de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).