DIAGNÓSTICO
La espirometría es una prueba respiratoria muy frecuente para el diagnóstico del asma y para determinar la gravedad de la enfermedad
Para poder diagnosticar el asma en un paciente, es necesario contar con información derivada tanto de los antecedentes personales y familiares como del resultado de algunas pruebas diagnósticas. El médico podrá así determinar también la gravedad del asma y poder decidir el tratamiento más adecuado para cada paciente.
La espirometría es la prueba más frecuente para detectar el asma. Mide la capacidad de los pulmones para la respiración, qué volumen de aire es capaz de introducir y expulsar en una respiración forzada.
Una variante de la espirometría es la prueba broncodilatadora, donde se administra al paciente un medicamento broncodilatador y se repite la espirometría a los 15 minutos, para ver si varían los resultados.
Otras pruebas complementarias que el médico puede solicitar son pruebas de alergia, radiografía de tórax, electrocardiograma, entre otras, y cuyos resultados pueden ayudarle a descartar o confirmar el diagnóstico del asma.